Galeria de arte Monotype :: Biografía y Museo de Artistas

 

 

DESIDERIO MUNDI

Desiderio Mundi

 

 

El territorio de Desiderio Mundi es el horror, lo imperfecto, la materia que los gnósticos identificaron con el mal. Su hermano gemelo murió ahogado en el mar, esta tragedia marcó para siempre a Desiderio. Trivializar la muerte a través de criaturas grotescas y monstruosas es una manera de exorcismo. Los delirios del barroco son una respuesta al vacío minimalista del cristianismo reformista y puritano anglosajón. Entre la carne y la nada, Desiderio elige el esplendor del cuerpo mortal. Incluso el festín escatológico del gusano es preferible a la angustia metafísica de la ablación del deseo.
Desiderio compone sus imágenes fotografiando su propio cuerpo y combinándolo, en una suerte de puzzle, con elementos extraídos de la naturaleza: texturas submarinas, corales, conchas, flores, organismos vivos, peces y los ojos de Desiderio, siempre presentes, escrutando curiosos la compleja oscuridad del misterio de lo terrible y lo maravilloso.

Incluimos el texto de Desiderio Mundi del catalogo de su última exposición. Creemos que ilumina meridianamente la filosofía de sus dibujos. Una rara combinación de ficción y experiencia tan característica del artista.

 

 

ELLA

 

De niño solía seguir a la gente.
Es probable que fuese un niño solitario.
Una enfermedad de la sangre me hacía guardar cama muy a menudo.
Recuerdo más los delirios de la fiebre que la sonrisa de mi madre.
Es probable que fuese un niño raro.
Rehuía el trato de otros niños.
Mi hermana, que se escondía en el baño para llorar, solía decir:
Este niño será un hombre triste.
Tenía razón.
Soy un hombre triste.

 

 

Quizá sea la costumbre.
Aún conservo la manía de seguir a la gente.
Vivo solo.
Cuando el lugar donde vivo se me hace insoportable.
(Un quinto piso en un barrio obrero de una gran ciudad).
Salgo a la calle.
Allí intento abrazar mi vida con las dos manos.
Y nunca está allí.
Me entretiene ver los coches pasar en la autopista.
Un día vi un accidente mortal.
Un Renault Clío se salió de la calzada.
Esa noche pude dormir.
Esa noche no vino
Ella.

 

 

El jueves era festivo.
La calle vacía invitaba a la melancolía.
No soy supersticioso pero esa frase leída en un libro sobre inteligencia emocional me empujó a salir.
Lo primero que llamó mi atención fueron los puños raídos de su camisa.
Andaba pegada a los edificios como si le diese miedo la vida.
Igual que yo.
Eso y su mirada inquieta me atrajo desde el primer momento.
Cuando sigo a alguien no disfruto.
Sería un error pensar que así es.

 

 

Podemos explicar porqué vamos al mercado o a la iglesia.
Al burdel o a las carreras.
Nunca conseguí entender qué me empuja a seguir a la gente.
Cruzó la calle sin mirar.
Eso hizo que me decidiese.
La gente no nos veía.
Empleo el plural porqué, por entonces, una cadena invisible nos unía. Inconscientemente imitaba sus gestos.
La mano nerviosa retirando un mechón de pelo.
La fijeza algo huidiza de los ojos.
La desesperada tensión en la boca.

 

Giró bruscamente y sus pasos siguieron un rumbo errático.
Todas las alarmas se encendieron.
¿Me habría equivocado?
Quizá al final no fuese ella.
Un viento repentino barrió de inmundicias la calle.
Un tímido relámpago iluminó el horizonte.
Cuando la lluvia borró los contornos de la mujer.
Vi, a duras penas, su mano brotar de los puños raídos.
Sólo para empujar la puerta labrada de una iglesia de barrio.

 

Un sacerdote enfermo tosía dentro de un confesionario.
Una anciana rezaba aferrada a un rosario oscuro.
Ella se acercó, sus pies no tocaban el suelo.
Su mano se desenredó sobre los ojos de un niño.
¿Qué hacía un niño en el aire de plomo?
Solo noté la respiración cuándo cesó.
El niño raro siguió a la mujer.
Y juntos desaparecieron en la lluvia.

 

                                                 
DATOS BIOGRÁFICOS

Sabemos que Desiderio nació en un barco que hacia el trayecto la Habana - Cádiz. Fue el mayor de los gemelos Mundi aunque solo con 12 segundos de diferencia. Su hermano Edmundo desapareció en la mar a los 12 años de edad. Esa tragedia marcó para siempre a Desiderio. Estudió informática y teología en la Universidad pontificia de Salamanca.  Poco más sabemos de su vida. Actualmente vive rodeado de gatos cerca de Chinchón, en un viejo molino de río del siglo XVIII. Suele alquilarlo para el rodaje de películas de época. Viste de negro, fuma opio y en su brazo izquierdo un lacónico tatuaje: “12 segundos”, rinde homenaje a su hermano muerto.